Firmes en la fe

Diez años han pasado ya desde que Madrid, se convirtió durante una semana en el epicentro mundial del cristianismo, dándose cita en ella unos dos millones de personas para celebrar la mayor fiesta de la fe.

Desde que se anunció de manera oficial en la JMJ de Sidney en 2008, la Archidiócesis de Madrid se volcó con los preparativos de los grandes eventos que tiene en común toda Jornada Mundial de la Juventud, que son la acogida del Papa, el Via+Crucis, la vigilia de oración y por último la Eucaristía de envió como colofón de la misma. Y empezaron a llegar los aluviones de voluntarios para ayudar en todo lo que se pudiera hacer para acoger y celebrar esa semana.

Uno de esos actos, el Via+Crucis, iba a implicar de lleno a las hermandades, en otras ocasiones se había hecho teatralizado, con cuadros o meditaciones sencillamente. Pero Madrid decidió hacer algo a lo grande, hacer un Via+Crucis con los misterios de las hermandades de distintos puntos de España, uno en cada una de las 14 estaciones y al final un palio sevillano. Tallas de los mas grandes artistas desde el Barroco hasta nuestros días, grandes devociones de la geografía española, que hicieron las delicias de los cofrades y de no cofrades.

En los días centrales de esa semana, el jueves Barajas se revistió de blanco y amarillo para recibir el avión papal, y los jóvenes recibieron a Benedicto XVI y por la tarde tuvo lugar la acogida en Cibeles. El viernes era el día del Via+Crucis, desde el amanecer, todos los pasos empezaron a realizar un traslado desde sus sedes durante una semana en Madrid hasta el paseo de Recoletos donde se situaron las 14 estaciones y en la plaza de Cibeles la Virgen de Regla sevillana. Por la tarde el Papa presidió el Via+Crucis, realizado por las Hermanas de la Cruz, y a continuación se realizaría una procesión magna con todas las tallas.


El sábado comenzó la peregrinación hacía la base de Cuatro Vientos, donde se iban a dar los otros dos actos centrales, vigilia de oración y misa de envío. Los jóvenes llegaron a esa gran explanada de la fe, ante el calor que hacía en Madrid un 20 de agosto, que hasta los bomberos ayudaron a sofocar. Y tras ello y durante la vigilia que presidía el papa llegó la tormenta y tuvo que acortarse la misma. Del suelo del altar emergió la custodia de Arfe, el altar itinerante que creo ese orfebre para la Catedral de Toledo, Cristo en Majestad expuesto ante los dos millones de jóvenes que guardaron un silencio total.

Tras ello y una noche en la que como dijo Benedicto XVI, “somos más fuertes que la lluvia”, llego la Eucaristía de envío. Una eucaristía con participación de gente de nuestra floreciente hermandad, recibiendo la comunión un hermano de manos del Papa. Y a continuación nos emplazaba a la siguiente JMJ que tendría lugar en Río de Janeiro. Por la tarde, despedida del Papa en el IFEMA, a la que acudieron bastantes jóvenes de la hermandad que habían sido voluntarios, a los cuales dio las gracias por estar de manera invisible haciendo que todo saliera adelante.

Esa misma frase se puede aplicar a como vivir en la hermandad, “Todos, cada uno como sabía y podía, puntada a puntada, habéis ido tejiendo con vuestro trabajo y oración el maravillo cuadro multicolor de esta Jornada.”  Todos tenemos algo que aportar, algo que sabemos hacer, algo que podemos dar, para que nuestros titulares sean honrados y glorificados de la mejor manera posible.

Sergio Úbeda-Portugués Mata

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