El pasado 7 de diciembre nuestra Hermandad celebró, un año más, la Misa con motivo de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción. Tal y como recogen nuestros Estatutos, el Diputado de Cultos pronunció las palabras de renovación del Voto Concepcionista, que nuestra corporación lleva haciendo desde 2014 y, de manera más significativa, desde 2018, año en que la celebración estuvo presidida, en el altar mayor de la parroquia, por la imagen de María Santísima de la Misericordia, junto al Simpecado de la Hermandad del Rocío de la Estrella.
El Voto Concepcionista recoge no solo la creencia en la virginidad de María en el momento de la concepción de su hijo sino también la idea de que María nació sin mancha alguna, a diferencia del resto de los mortales. La virginidad de María nunca fue puesta en duda por la Iglesia, pero, con respecto a lo segundo, entre los siglos XIII y XVII existían dos corrientes ideológicas: unos pensaban que María había nacido sin pecado original por el simple hecho de ser la Madre del Salvador; en cambio, otros pensaban que el único ser mortal concebido sin pecado original fue Jesús.
En este contexto, fueron muchas las hermandades que decidieron hacer voto de defensa de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen, algo nada fácil por aquel entonces, precedidas por los frailes franciscanos y distintas iniciativas de la realeza y la nobleza. Hermandades como El Silencio de Sevilla, Nuestro Padre de Carmona o el Nazareno y la Amargura de Palencia fueron algunas de las que, entre 1615 y 1654, decidieron alzar su voz y defender abiertamente la Concepción Inmaculada de la Santísima Virgen.
Finalmente, el Papa Pío Nono proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción de María el día 8 de diciembre de 1854.
Julio Casanova Merinero