«Y llegó por fin nuestro día.»
Tras un inicio de año con mucha incertidumbre provocada por la expansión del coronavirus, se decretó en España el Estado de Alarma en todo el país. A pesar de llevar un largo año esperando la llegada de un nuevo Viernes de Dolores, la Hermandad tomó la triste y dolorosa, pero en estas circunstancias necesaria, decisión de suspender los cultos del Triduo al Santísimo Cristo del Perdón, la Función Principal de Instituto y la Estación de Penitencia.
Sin embargo, se trabajó por no quedarnos con el mal sabor de boca, y nos tocó reinventarnos, ir un paso más allá, entrar en los hogares de nuestros hermanos a través de la tecnología y de internet, para hacerles llegar la bendición y el consuelo de nuestros Sagrados Titulares y siendo partícipes de una forma diferente de evangelización.
De esta forma, aunque no pudimos ser los pies del Cristo del Perdón y de su bendita madre la Virgen de la Misericordia, ni pudimos dar esa catequesis por las calles de nuestro barrio con su presencia y con cada paso a paso. Vivimos una Semana Santa no menos intensa y espiritual que en años anteriores, al contrario, la vivimos con más recogimiento, con más interioridad, con más oración y por qué no decirlo, con más sacrificio.
Tengamos Fe y Esperanza que el 2021, traiga de nuevo la alegría y la fiesta a nuestras calles tras estos largos meses oscuros y a buen seguro volverán esos pasos a golpe de bombo y esas oraciones a modo de racheo que tanto bien hacen a nuestro barrio.
Pidamos al Santísimo Cristo del Perdón y a su madre María Santísima de la Misericordia para que aquellos que ya no están entre nosotros descansen en la paz del Padre, para que aquellos que han enfermado sanen lo más pronto posible y para que extiendan su protección sobre todos nosotros y nos libren de este mal que nos asola.
Óscar García Quiñones.
