«Y de nuevo fue Viernes de Dolores.»
El pasado 8 de abril todo acompañaba. Antes de salir el sol, a eso de las siete de la mañana, ya estábamos en la parroquia atendiendo a los reporteros de televisión que querían hacer conexiones en directo. Los primeros fieles no tardaron en llegar a la iglesia, dedicando unos minutos a orar ante el Señor y la Virgen, retratar con sus móviles nuestro paso y depositar alguna que otra flor sobre la parihuela.
Terminada la misa matutina, fue el turno de las hermandades que, como ya es tradición, quisieron ofrecer sus ramos e intercambiar muestras de cariño con nuestros representantes, a los pies del Santísimo Cristo del Perdón y nuestra Bendita Madre de la Misericordia. Una representación de las hermandades del Cristo del Camino, el Cristo de los Alabarderos, la Virgen de los Siete Dolores y Jesús de Medinaceli se trasladaron hasta San Ramón para obsequiarnos con sendos ramos de flores y rezar ante nuestros Titulares.
A lo largo de la mañana los medios de comunicación se hicieron eco de nuestra salida procesional, la primera en la ciudad de Madrid, con conexiones en directo de Telemadrid y emisoras de radio como la Cadena Cope y Radio Nacional de España.
Avanzaba la tarde y a las seis ya había movimiento en la placita de San Ramón. Los primeros fieles guardando sitio, algún que otro costalero con su costal y su faja bajo el brazo, las señoras preparadas para ponerse la mantilla… y poco antes de las siete y media, las puertas de San Ramón se cerraron casi al mismo tiempo que la Agrupación Musical Pasión y Muerte de Ajalvir llegaba, en pasacalle, hasta la puerta de nuestra sede canónica.
Siete y media, las puertas se abren y el cortejo comienza a abandonar la parroquia. Un gran gentío espera la salida del paso cuando comienzan a oírse los golpes del llamador. Ya en la calle, los aplausos se apagan para escuchar la saeta de Fernando Caballo que se abre paso entre los acólitos.
Teníamos varias horas por delante. Horas en las que nuestros Titulares recorrieron un barrio repleto de gente, seguidos por una gran muchedumbre que no quiso perderse la llegada a la Estación de Penitencia en la parroquia San Francisco de Asís, donde pudimos adorar a Jesús Sacramentado y escuchar las palabras del párroco, D. Roberto Guerrero.
Las gotas que cayeron al paso por Arroyo del Olivar no afectaron al discurrir de la cofradía que, tras bajar por Peña Gorbea y la calle Robles, de nuevo desembocó en Melquiades Biencinto a los sones de “La Soledad del Cautivo” y “A la Gloria”. Y si emotiva fue la recogida, mucho más lo fue la entrada, con toda la iluminación apagada, y el discurrir por dentro del templo con la Salve de Vladimir Fyodorovich Vavilov.
Julio Casanova Merinero.