Se acercaba Septiembre lleno de expectativas y en Sevilla en la antigua calle Larga, ahora calle Pureza, era presentado el Señor de las Tres Caídas de Madrid, en la capilla de los Marineros en el trianero barrio de Sevilla. Su escultor Antonio Labrador, no hizo una mera copia, sino una interpretación de la tercera caída del Señor.
Así viajo a Madrid y se preparó todo para que el sábado 16 fuese bendecido en la Catedral de Santa María la Real de la Almudena, por el Cardenal de Madrid, Carlos Osoro Sierra. A parte de estrenarse la propia talla del Señor, también se estrenaban las potencias y el paso a costal que portará a Jesús por la calles de Madrid. La misa, contó con muchas representaciones de las hermandades de Madrid y como no de la Sacramental de Triana. Tras ella estaba todo dispuesto para que el Señor saliese a Madrid para llegar a su nueva casa, la parroquia de san Andrés.
El sol empezaba a caer, la banda del Rosario de Pinto encabezaba la procesión triunfal, y a la espera la Banda de Cornetas y Tambores propia de la hermandad, para acompañar a su titular por las calles de este Madrid que se rendía a sus pies. Los ciriales, con monaguillos infantes, asomaban por la puerta de Bailen de la Catedral, y el suspiro se contenía para ver salir al que con la rodilla hincada en el suelo nos anima a levantarnos sin cesar. Sonaba la marcha Real y los aplausos sonaban para arropar al nuevo Cristo de Madrid.
Fueron unas seis horas de procesión, en la cual visitó a bastantes de las hermandades del centro de la capital española, una petalada caía sobre el Señor en la Real Parroquia de San Ginés, para buscar a Los Gitanos, Los siete dolores… Remarcar la llegada, casi al finalizar su recorrido, a san Pedro el Viejo donde radica la Hermandad de Jesús “el Pobre”, y María Santísima del Dulce Nombre se encontraba a los pies de la Iglesia para ver a su Hijo que cae por nuestras faltas.
Llegó a su parroquia, quitada una parte de la cruz, y con los costeros a tierra entro en su nueva casa en el barrio de la Latina de Madrid, y dentro ya de su casa, una acción de gracias por lo vivido en esa semana, y ahora en espera de la Madre con la que todo se alcanza, siempre la Esperanza…
Sergio Úbeda-Portugués Mata.